Esta manualidad es obra de Gonzalo, cumple 4 años en Agosto, y ésta es su primera obra de arte. No sé en que estilo encuadrarla, aunque en parte me recuerda a los retratos de Renoir por el colorido y realismo que desprende, si bien en la decoración del marco me inclino por clara influencia Daliniana o del modernísimo Miguel Barceló que suele emplear temas de animales y de la naturaleza, como se puede comprobar en sus recientes obras para la Capilla de la Catedral de Mallorca o la Cúpula del palacio de las Naciones Unidas en Ginebra.
Sea como sea, Gonzalo, mi pequeño nieto, la realizó en su guardería para obsequiar a su mamá el pasado 5 de mayo, día de la Madre. Una muestra más de que no es necesario despilfarrar recursos económicos en regalos fabulosos o grandes marcas, para tener contentos a los seres queridos que aprecian mucho más lo creado por uno mismo.
Estoy muy orgullosa de él porque, a parte de su obra, es un niño muy valiente que ha sabido superar un curso muy duro por la ausencia de su madre, mi hija, que se encuentra cumpliendo un destino en Madrid, mientras él permanece en Cádiz con su padre quien se ve amorosamente obligado a ejercer de papá y mamá, también por exigencias de destino profesional, a excepción de todos los fines de semana en que la afortunada madre de Gonzalo, mediante ese gran invento español, el Talgo, puede reunirse con su familia.
Es verdad que al principio de esta separación no podía dominarse, pero en la actualidad, pasados ya nueve meses, va superándose y ahora, cuando se despiden en la estación dice:
"Adiós, mamá, pórtate bien."
Afortunadamente esta situación irregular y dolorosa por ambas partes ha de solucionarse en el próximo curso.