Alejandro es un auténtico privilegiado, nació un 1 de abril de hace dieciseis años. Mi padre había fallecido tres meses antes, el 6 de febrero de 1996, por lo que su nacimiento fue como un bálsamo para mí. Y más adelante, cuando empezó a mostrar sus dotes para el estudio, su inquietud por aprender, su interes por ampliar conocimientos más allá de los estudios, Raquel, su madre, y yo llegamos a la conclusión de que la influencia de su bisabuelo, a pesar de no haber llegado a conocerle, era un hecho.
Alejandro tiene una sonrisa preciosa, habla poco, es un niño tímido, humilde, no sabe alardear de nada a pesar de lo bien dotado que está en todos los sentidos, claro que para eso ya tiene a su madre que lo hace por los dos, jaja... y está en su derecho; cariñoso, bueno con todos y paciente, muy paciente con sus primos más pequeños y con las grandes peroratas que su abuelo le larga cada vez que le pilla a mano, es lo malo que tienen las personas que saben escuchar y lo digo por experiencia...
En su fiesta estuvimos todos los de la familia, grandes y pequeños, que vivimos en Madrid; qué gusto ver otra vez la casa llena, hasta volvía a parecer pequeña.
Carmencita y Sarita, que esta vez no quiso retratarse, como siempre con sus abalorios de princesas.
Pero Paula sólo quería abrirse camino hacia los ganchitos grandes y anaranjados que son los que más la gustan
Y la fiesta terminó cuando "Abala" consiguió ponerla el pijama para que ya fuera durmiendo en el coche, después de un biberón para desengrasar todo lo que había comido por su cuenta y riesgo.
Ah, se me olvidaba ya sabe también decir: "Buelo," pero como él no se dio cuenta yo no le digo nada para que no presuma de ello.