lunes, 10 de septiembre de 2012

ADIÓS VERANO, ADIÓS





Acabadas las vacaciones de los demás, ahora toca que todo vuelva a su sitio, no sólo esa butaca, las camas supletorias, el orden en los armarios, en el jardín o en la cocina, o esos juguetes despistados que no se fueron con los niños porque prefieren ver si soy capaz de seguir jugando con ellos, no, todo eso es fácil de encajar en su lugar, lo más complicado es colocar los sentimientos donde corresponde, rellenar las ausencias, hacer de la rutina la aventura de cada día, retornar la mente a la edad que marca el calendario de una, aparcar los imprevistos, las risas contagiosas...
 
 
 
 
 
Los juegos, las canciones inventadas, las coreografías infantiles...
 
 
 
 
 
 
Leer, inventar cuentos a todas horas 
 
 
 
 
Guardar todo eso en la caseta, con los cubos, las palas y las pelotas olvidadas, exige un esfuerzo mental que sólo con el rezo del Rosario en anocheceres como éste, eres capaz de acometer.
 
 
 
 
 
 
 

Confieso que en algun momento de este verano he deseado verme sola con el patriarca de esta familia, pero hoy, apenas a cinco días de la marcha del último nieto, Paula,
 
 
 
 
 
añoro los días pasados, la piscina al completo, volver a mis brazadas solitarias, sin grandes cachibaches, se me hace costoso, aunque pueda rezar por todos mientras nado, por vosotros también,, y nadar sin interrupciones: "abuela mira, abuela, ven..."
 

 
 
 
 
 
Qué largos se hacen los largos en una piscina vacía.
 
 
 
 
 
Y qué grandes los silencios cuando ellos no están.
 
 
 
 
La Virgen de la Selva, como la llamo yo porque el Jardinero mayor de la parcela la mantiene poblada en exceso, es su gusto, qué le vamos a hacer, también los echará de menos.
¿Sabéis cuánta alegría daba Paula cada mañana, cuando al borde de la escalera, que no podía bajar sola, asomaba su cabecita y con la mano abierta decía a la Virgen: " Espera, espera".., mientras aguardaba a que alguno la ayudara a llegar hasta Ella.
 
 
 
 
 
 
 
Paula se fue, ésta es la últtima foto que pude hacerla mientras venía corriendo hacia mí.
 
 
 
 
 
y Gonzalo y Carmen, Angelito y Sarita, y también mis hijos; a mí sólo me queda seguir nadando y rezando para con más fuerza acometer los preparativos de nuestro regreso a Madrid, que será, Dios mediante el Jueves.