Publicado en CON SIN NADA, el 22/10/2010
No lo puedo remediar, sigo jugando con mis alfileres (referencia a un post anterior en Con sin Nada, sobre el dolor de huesos) y eso que estoy muy lejos, en el tiempo, de aquel recreo del colegio.
¡Ah! pero hoy ha sido de pura ganancia, ya no tengo ni donde colocarlos, de momento los voy pinchando en las paredes para poder contemplarlos a menudo y sentirme la reina de los fakires... ¡Son tan bonitos!
El que más me gusta no pincha, es todo color y alegría, brilla más que la Luna llena o la "Noche Estrellada" de Van Gogh. No puedo pintar toda su belleza, sólo mostrar un reflejo de ella en el rostro radiante de quien me lo ha regalado. En sus ojos, en su vestido rojo va envuelto ese maravilloso alfiler que no pincha porque es un pellizco de felicidad.
Se llama PAULA, sólo entre nosotros, hasta que reciba el Bautismo. Lleva cinco meses dentro de su madre, mi hija pequeña, Tamara, la que dió nombre a este blog por su costumbre, cuando era una niña, de pedirlo todo CON SIN NADA, los bocadillos, las tortillas, los pasteles..., siempre CON SIN NADA.
Si ahora se adivina así de guapa ¿Cómo será cuando la tenga en mis brazos?
YA OS LA ENSEÑARÉ, CUANDO SEA VISIBLE, ES MI NIETA
¡¡ GRACIAS, SEÑOR, POR LOS DIECINUEVE NIETOS!!
¡¡¡DIOS MÍO, NO MÁS ABORTOS EN EL MUNDO!!!
¡¡¡DIOS MÍO, NO MÁS ABORTOS EN EL MUNDO!!!
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